
Si algo he aprendido en estos últimos meses, es que la zona de confort tiene dos lados.
La zona de confort puede ser aquella que te impulse a buscar un mejor porvenir. O puede convertirse en aquella que te produce pánico y te paraliza de hacer y ser tu mejor tú.
¿Quién elige como será ésta zona? Pues nosotros mismos. Cada uno de nosotros tiene la potestad de decidir cómo ésta zona de comodidad va a influenciar en nuestras vidas, o a qué costo.
¿Quién dice que la zona de confort debe ser algo malo? Yo creo que todo dependerá del sujeto. Es decir, tu decides.
¿Cómo saber si estás en una zona de comodidad o de crecimiento?
1) Reconoce tu zona de confort
Para reconocerla, es muy necesario que sepamos qué es, ¿no?
Seguramente alguna vez has experimentado ésta sensación de vacío y falta de propósito en tu vida. A pesar de tener un buen trabajo, una familia feliz, una novia que te quiere, algo parece no encajar.
Se siente como un llamado muy tenue de algo desconocido.
O tal vez puede ser que hayas vivido la experiencia de haber sido una persona muy productiva durante un tiempo, dándole con todo a tu día a día. Pero llega un momento en donde sientes la necesidad de parar. Pasa algo que te llama a hacer una pausa de tu vida acelerada y que te conduce a volver a tu zona de confort. Y no necesariamente se siente mal.
Y quizá también hayas experimentado momentos de ansiedad en donde sueñas a lo grande, pero la incertidumbre te produce tal pánico que te cierras a nuevas ideas.
Son muchas las formas en las que una persona puede llegar a sentirse a lo largo de su vida. Y es deber de cada uno aprender a reconocer esos sentimientos que afloran para aprovecharlos en beneficio propio.
Para tener una idea más amplia de lo que es la zona de confort te lo resumo con éstos conceptos que resonaron conmigo.
Por un lado, la psicología describe la zona de confort como un estado mental que te conduce a un patrón de comportamiento en el cual se incluyen rutinas cotidianas, y maneras de pensar.
Es decir, lo que haces día a día. Como tu rutina para ir a trabajar, la forma en la que trabajas, tu forma de pensar y la perspectiva que tienes del mundo, etc…
También se lo describe como un lugar donde las personas preferimos quedarnos en vez de salir a explorar. Un lugar donde te mantienes pero no creces.
Y por otro lado, también puede ser descrito como un lugar seguro en donde procesar de forma tranquila las experiencias de la vida. Porque a veces estás saturado de tanto, que necesitas regresar a lo simple y hacer una pausa.
Sea cual sea tu zona de confort ahora, creo que es necesario analizarla, estudiarla y abrirte a sentir para saber a ciencia cierta si ésta zona es tu lugar de reposo, comodidad, o es tu zona de crecimiento y aprendizaje.
¿Cómo reconocer tu zona de confort?
Aprende a escucharte, permítete sentir, y sé honesta contigo misma.
En Diciembre creé mi primer tablero de visión para éste 2021. Estaba tan emocionada porque sentía que éste sería mi año y que todo lo allí descrito podía cumplirse. Estaba muy segura de ello.
Uno de los deseos que más anhelaba era volver a Ecuador a visitar a mi familia y pasar tiempo de calidad con ellos. Abrazar a mis padres, pasar tiempo con mis hermanas, y ver a mis amigos eran mi motivo para regresar. Los extrañaba mucho.
En mi cabeza yo tenía planeado el regreso perfecto, las vacaciones en familia, todos juntos compartiendo un maravilloso encuentro y poniéndonos al día con las buenas nuevas.
¿Pero qué crees?
Mis planes, no son los planes de Dios….
Tal y como lo decía mi tablero de visión. HOME 2021, y efectivamente se cumplió.
Hoy estoy aquí, disfrutando de un clima tropical, mientras reescribo y reflexiono sobre éste artículo al que le di vida hace más de un año.
Como podrás darte cuenta, sí pude realizar mi viaje. Pero por la razón más dolorosa que he podido experimentar.
Volar para ir al velorio de mi madre es un sentimiento que no puedo explicar. Todo pasó tan rápido. Fue un cambio de realidad abrupta con la que me ha costado llevarme bien.
Dejar a mi novio, a mis amigos, la vida tal y como la conocía, para entrar a vivir una realidad donde mi madre ya no está, es como recibir un golpe tras otro. Uno más fuerte que el otro.
¿Cuál ha sido mi solución a todo esto?
Volver a mi zona de confort.
Al principio lo necesitaba, me reconfortaba hacerlo porque no me sentía con las fuerzas de hacer nada por mi, ni por mi emprendimiento. No quise hacerlo. Lo único que quería era estar aquí, presente en casa, ocuparme del hogar, ayudar a mi papá. Y lo mejor de todo es que no sentía remordimiento por haber dejado de lado mis proyectos, el blog, instagram. Simplemente no me importó.
No quise hablar con nadie del tema. No quería sermones, no quería opiniones. Solo precisaba mi propio espacio para sentirme con la libertad de expresar mi dolor y dejarme ser vulnerable.
No necesitaba nada más. Aquel momento fue mi lugar reconfortante. Esa zona de confort fue mi lugar pacífico y a la vez de aprendizaje durante el primer mes.
Ese momento me sirvió para reflexionar y darme cuenta que estaba haciendo las cosas sin ninguna intención, sin estar verdaderamente presente, o atenta a lo que mi cuerpo pudiera manifestarme. Y más importante aún, que debía trabajar en mis relaciones interpersonales. Perdonar y sanar.
Así que me propuse estar más atenta a mis reacciones, a mi estado de ánimo y a cómo me estaba expresando porque no quería tener que decir nada equivocado o lastimar a alguien. Solo quería evitar ser reactiva y más bien alguien proactiva.
Sé honesta y reconoce que algo no va bien
Luego, se cumplió el primer mes desde su partida, y había una parte de mí con las ganas de volver, retomar mis actividades, y el ritmo de vida que solía llevar.
A pesar de las excusas que me ponía mi mente, me animaba y daba ese paso que me llevaría a retomar mi vida. Pero me frustraba más de lo que hubiese deseado porque me estaba costando muchísimo más de lo que creía.
Lo intenté varias veces, sólo que no fui constante. Un día hacía ejercicios, y al siguiente no. O ejercitaba tres veces por semana y la siguiente semana no. Y asi estaba, de brinco en brinco, de intento en intento…
Para el segundo mes ya estaba comiendo más, no cuidaba mis porciones, ni la calidad de mis comidas, mucho menos los horarios o la frecuencia.
Al principio disfrutaba cada comida con la que me alimentaba porque desde que estaba en Chile, anhelaba volver a Ecuador y disfrutar de un platillo propio de mi país.
Pero luego noté que ya no estaba comiendo por placer. Comía solo por comer, o porque me sentía angustiada, o me sentía temerosa. Solo quería pasar comiendo.
El hábito de comer sin control me estaba generando un sentimiento de culpa y ansiedad por no estar haciendo las cosas como debería.
Mi mente volvía a repetirme que debía hacer ejercicios para seguir manteniendo mi cuerpo fortalecido. Me decía que debía alimentarme mejor si quería mantenerme activa y con energía, dormir temprano, meditar.
Estaba dejando de lado todo lo que me hacía bien.
Debía traer de vuelta aquellos hábitos que ya me ayudaban a estar saludable y a sentirme bien física y mentalmente. Pero era más fácil estar en esa zona de confort que había creado. Ya no era reconfortante como antes, pero era mucho más sencillo permanecer allí que tener que esforzarme.
Muchas veces lo planeé todo para que mi TO DO LIST de bienestar y emprendimiento se cumpliera al pie de la letra. Pero siempre había algo mas importante por hacer primero.
Cuídate de la procrastinación
Está bien que quieras cuidar de tu hogar, de tu familia y que quieras aportar con ayuda en casa, o hacer otras actividades. Pero debes entender que no puedes controlarlo todo, porque cuando llegas a ese punto, algo se te va a escapar de las manos, y lastimosamente es aquello que más necesita de tu atención. El resto es pura distracción.
Hacer los quehaceres del hogar, cocinar, lavar, hacer compras, se volvieron mis excusas para no dedicarme tiempo a mi misma.
Puedo hacer ejercicios mañana. Mañana me prepararé algo más sano. Esta semana le bajaré al consumo de carnes porque hoy ya no alcanzo a cocinar otra cosa. Empiezo a entrenar el lunes y mejor disfruto del fin de semana, igual ya es viernes.
Una y otra y otra excusa para evitarme la incomodidad, para evitarme el dolor, para evitarme el esfuerzo. ¿Y todo para qué? ¿Para ver como crece mi ansiedad? ¿Para notar como empiezo a cambiar y volver a ser esa persona con hábitos destructivos para mi propia vida?
Darle la espalda a tus sueños te evita la incomodidad del momento, mientras que por otro lado la angustia, la culpa, la ansiedad y falta de propósito crecen generando un malestar aun peor.
Deja de mentirte
Llega un punto en donde te vuelves muy consciente de tus acciones, de cada decisión, de cada pensamiento.
Te vuelves consciente de que tienes la potestad de decidir como hacer las cosas, por lo que aquí ya no hay un culpable externo. Ya no hay un «la culpa la tiene él, o Fulanita«. «No fue mi culpa fue suya«. Ya no hay lugar para eso.
Cuando quieres salir de tu zona de confort, la culpa no es de nadie, pero la responsabilidad es toda tuya.
Porque es tu vida la que esta en juego, es tu futuro y tu felicidad. No puedes pretender dejar la responsabilidad de tu existencia a otra persona que también debe lidiar con su propia existencia.
Tu sabes cuando es momento de moverte. Tu sabes y sientes en tus entrañas cuando es momento de hacer un cambio.
Tu eres capaz de reconocer cuando tu zona de confort se está volviendo un lugar destructivo para ti. Y aquello significa que también puedes cambiarlo. Lo que pasa es que nos da miedo, o estamos muy cómodos.
Mi mami partió de éste mundo hace ya 3 meses.
Durante el primer mes me permití volver a mi zona de confort porque se sentía bien, era lo que necesitaba.
Luego en el segundo mes, comencé a sentir como una fuerza que me llamaba a moverme de allí. Me decía que ya era momento de volver. Pero yo empecé a ignorar a ésta voz.
Para el tercer mes, mi angustia era más grande. Debo confesar que no he descansado bien, me he sentido más pesada, he notado como mi cuerpo ha cambiado debido a los excesos de comida y a la falta de ejercicio.
Mi mente estaba más parlanchina que nunca y se volvió mayormente en mi contra.
Para este mes, la voz en mi cabeza era más insistente, mas crítica, se volvió más dura. Tanto así que me sentí caer a un vacío profundo sin nadie allí que pudiera detener esa caída. Y mientras seguía cayendo, realicé que yo misma me estaba provocando todo esto.
No era culpa de Dios, ni de los médicos, ni de las circunstancias mismas. Toda esta situación que me estaba hundiendo era parte mi propia obra.
Era yo quien había decidido echarme al abandono. Fui yo quién dejó de meditar. Fui yo quién dejó de levantarse temprano para hacer ejercicios. Fui mi decisión dejar de comer saludable. Fue mi responsabilidad, y ahora debía hacerme cargo de las consecuencias.
Hacerte cargo de tus acciones y de tus consecuencias, no es juzgarte ni reprocharte por lo que ya has cometido. Sino más bien buscar la forma de aprender de lo que ya pasó, y encontrar la solución para arreglar las cosas.
2) ¿Por qué cuesta tanto salir de la zona de confort?
A nadie le gusta explorar un camino desconocido, al menos que ya sepa qué es lo que se va a encontrar del otro lado.
Salir de la zona de confort es dejar atrás todo lo que conoces, para darte la oportunidad de explorar nuevos horizontes.
Lo desafiante es precisamente eso, no saber qué esperar.
Cuando estás en la zona de confort sientes que tienes el control de tu vida. Sabes que tienes que ir a trabajar y que sales y vuelves a una determinada hora. Tienes la seguridad de que en tu casa te espera la comida hecha, un suelo fijo a fin de mes, una visita a tus padres cada 15 días. ¡Hasta conoces el destino y la rutina para tus próximas vacaciones!
Todo es cómodamente perfecto porque todo está «bajo control»
Pero, ¿Lo está? ¿De verdad crees que tienes el control de tu vida?
Si todo eso que haces en tu día a día te llena el alma, te alimenta el espíritu y sientes que te hace ser una mejor persona, pues te felicito. Si realmente eres feliz con la vida que llevas, es todo lo que importa.
Pero no siempre es así. De hecho, hay personas que llevan su vida de forma automática creyendo tener el control, pero escuchan una voz interna que les dice que pueden hacerlo mejor. Una voz que te habla con el mensaje de que tus sueños no son descabellados, y solo necesitas tomar acción para lograrlos.
Esta voz te llama a ser valiente y dejar atrás aquello que conoces.
Te dice que debes darle la oportunidad al miedo de mostrarte el camino a seguir. Porque si algo he aprendido es que lo único que se interpone entre tu y tus sueños es el miedo.
El miedo a lo desconocido es lo que nos impide a ir más allá.
El miedo a no saber qué harás si abandonas esa carrera que no te gusta, o la reacción que tendrán tus padres por no verte culminar tus estudios en la dirección que ellos querían.
El pánico que invade tu cuerpo al solo pensar qué sería de ti si renuncias a ese trabajo que te consume la vida, por seguir tu sueño de buscar una casa más grande en un mejor vecindario.
Y es que el miedo es tan grande que ni siquiera te deja soñar en paz. Porque mientras te imaginas un futuro diferente, lo haces pensando en todas los obstáculos que se te podrían presentar, y terminas convirtiendo esos sueños en una pesadilla que no te puedes permitir atravesar.
Cuesta salir de la zona de confort porque asi como imaginamos un futuro distinto, también nos vamos frenando con todos los obstáculos que no estamos dispuestos a cruzar.
En pocas palabras, si quieres salir de tu zona de confort, o cumplir un objetivo, debes preguntarte «¿Qué estoy dispuesta a hacer para lograrlo?
¿Estoy dispuesta a hacer todo lo que se necesita para llegar a donde quiero estar?
Analízate, pregúntate y respóndete con total honestidad. Solo así sabrás si de verdad deseas algo tanto como dices quererlo.
el miedo siempre va a estar allí. De hecho, es algo bueno porque éste nos protege de ciertos peligros. Por lo tanto, el miedo no es del todo malo.
Cuando el miedo se vuelve un obstáculo es cuando nosotros le entregamos el poder para que así sea. Y allí se lo conoce como pánico. El pánico te paraliza, el miedo te protege.
La zona de confort (dependiendo de cual sea) evita que desarrollemos nuestro potencial y crezcamos como personas.
Estar en piloto automático no es nada estimulante y nos lleva a un estado en donde nos sentimos vacíos y por más que queramos cambiarlo, no hacemos nada al respecto.
Puede ser que sea tu primera vez considerando salir de tu zona de confort, o puede que te encuentres en una situación similar a la mía (habiendo experimentado que se siente dar el primer paso para salir de mi zona de confort, a estar de vuelta experimentando una zona de confort diferente).
Y es que ¡SÍ!, existe la posibilidad de que suceda.
En éste camino donde todo es incierto lo único certero es el tropiezo.
De ahí, la actitud y nuestra reacción ante ello, es otra cosa.
En éste caso, quedarnos en la bendita zona de confort, o hacer algo para cambiarlo.
Pero no todo es malo. Está bien permitirse fallar. Somos humanos y fallar es lo que nos caracteriza, pero así también, aprender de nuestros errores.
Saber reconocer cuando estamos equivocados o en el lugar incorrecto, también nos hace humanos. De otra forma, ¿Cómo habríamos de avanzar?.
Salir de tu zona de confort va más allá de sólo cambiar de rutina.
Se trata de probarte y experimentar en carne propia lo que hacen las nuevas experiencias en tu vida y de cómo alimentan tu mente de manera positiva.
Ya sean experiencias «buenas» o «malas», siempre se gana, porque de aquellas experiencias «malas» siempre obtenemos un gran aprendizaje.
Entonces…..
¿Cómo puedo salir de mi zona de confort?
El primer paso para salir de tu zona de confort, es reconocer que estás en una; de lo contrario, nada de lo que leas te ayudará a salir de ella.
1) Evita lamentarte por el tiempo perdido
Lamentarse por el tiempo que ya pasó es sumar tiempo de utilidad a la bandeja del pasado.
Lo que pasó ya pasó, y por más que quieras cambiarlo, lamentándote no lo vas a lograr porque el pasado no se puede cambiar.
Pero, sí que podemos cambiar nuestro presente, hacer las cosas de manera diferente con el objetivo de ver los resultados a futuro.
Si quieres mirar hacia el pasado que sea para TOMAR IMPULSO y aprender de él.
2) Tómate las cosas con calma
Cuando ponemos en marcha nuestro nuevo plan de acción, se hace inevitable no dejarse llevar por el entusiasmo y nos planteamos un montón de tareas por cumplir.
Aquella decisión no es muy realista que digamos porque en ese momento nos hemos dejado llevar por la emoción y la motivación que llevamos encima, y cuando llega la hora de poner manos a la obra, resulta que, o no cumplimos todas las tareas o a veces ninguna; y eso usualmente se traduce en sensación de decepción y frustración.
Tomarse las cosas con calma nos ayuda a proponernos tareas realistas que sabemos que vamos a cumplir.
No pretendas querer terminar con todas tus tareas de un solo golpe.
Date el tiempo de realizar una labor a la vez y empezar con otra una vez hayas terminado la primera.
De ésta forma, te sentirás realizado al haber concluido un pendiente y evitas frustrarte por no haber cumplido todos o ninguno.
3) Traza un horario
La organización es la clave de todo. Sin un plan de acción que nos guíe y nos mantenga al tanto de las cosas por hacer, la vida se nos complica.
Tener un horario para dedicarte a cada tarea, te ayudará a llevar una vida más organizada y mantener un registro de los trabajos cumplidos y los que hay que cumplir.
Mi recomendación en éste caso es que, si tienes muchas cosas por hacer, te sugiero que escojas las 3 tareas más importantes de tu día, y dividas tu tiempo libre para dedicarte a cada una de ellas.
Para ayudarte en ésta labor, usar el reloj y el cronómetro te ayudarán mucho, ya que así no se te pasa por alto que tienes que hacer una pausa entre tarea y tarea.
4) Evita el multitasking
Eso de hacer más de 2 cosas a la vez, personalmente me parece una pérdida de tiempo.
¿Cómo puedes aprender algo si no enfocas toda tu atención al 100% en ello?
Estar respondiendo un correo, mientras escuchas una nota de voz, no te va a dejar enfocar ni en lo uno ni en lo otro.
Me dirás «¿pero qué dices Mabel?, claro que se puede«. En efecto, claro que se puede, pero no es la mejor decisión porque al final y al cabo termina sucediendo una de dos; o te equivocas mientras redactas el correo, o no prestas atención suficiente a toda la nota de voz.
En realidad, ésta es una manera de agotar más a tu cerebro porque lo llevas de pasar de una actividad a otra en cuestión de segundos en vez de mantenerse enfocado al 100% en una sola y dar todo su potencial.
Es mejor organizarse, trazarse un horario y dividir el tiempo libre entre todas las cosas que queramos hacer.
5) Aprovecha el tiempo
Cualquier momento es bueno para empezar.
El tiempo es algo tan valioso y muchas veces no nos damos cuenta del tesoro que tenemos, que no vacilamos en desperdiciarlo.
Solemos decir, «lo haré después«, (cuando deje de llover, cuando compre ropa nueva, cuando termine el mes, cuando empiece el mes). Y así, un montón de excusas que ponemos en frente para que lideren nuestras decisiones.
El tiempo que tenemos ahora es tan valioso como el que tuvimos ayer, no lo desperdiciemos posponiendo las cosas una y otra vez, entrando en el círculo vicioso de la procrastinación.
Si tomaste la decisión de salir de tu zona de confort, empieza ¡YA! y no le des tantas vueltas.
Pensarlo mucho, solo logra atrasarnos y alejarnos de la acción.
Empieza ahora que puedes, ahora que tienes apoyo, ahora que tienes tiempo. Empieza ahora mientras aún tienes la fuerza y la energía para lograrlo.
Empieza ahora que tienes las ganas, pero empieza.
6) Busca ayuda
Salir de la zona de confort es un paso difícil que tenemos por delante y habrá ocasiones en las cuales sintamos que no podemos lograrlo por sí solos.
En éste punto, es importante que busquemos ayuda; ya sea de un amigo de mucha confianza que entienda por lo que estás pasando, o de un profesional que pueda ayudarte de manera más directa con éste estancamiento.
Pedir ayuda no nos hace menos, ni débiles.
Pedir ayuda cuando es necesario hacerlo, es de humanos; porque no podemos creer que nos la sabemos todas y que podemos con todo. Ese es un pensamiento poco realista.
7) Reconoce hasta dónde puedes llegar
La zona de confort nos mantiene ciegos ante las habilidades que somos capaces de desarrollar.
Es como poner una barrera entre quién eres y quién puedes llegar a ser. A veces el miedo de saber si lo lograremos o no, nos impide dar el primer paso.
Hasta que no reconozcamos nuestros límites, no seremos capaces de superarlos. Que el miedo a lo desconocido no nos impida a disfrutar de una mejor vida.
8) Visualiza lo que deseas y ve a por ello
Cuando queremos salir de la zona de confort, es porque precisamos un cambio.
Nuestra voz interior nos dice que es momento de movernos de dónde estamos e ir por más.
En ese instante debes saber que vas a tener que trabajar en cada una de las aptitudes que decidas cambiar o mejorar, y todo empieza con poner en práctica desde la acción más sencilla a la más compleja.
Si por ejemplo quieres ser más productiva, vas a empezar haciendo pequeñas modificaciones como: Anotar en un lugar visible las cosas por hacer.
Posteriormente, ésto te llevará a modificar tu horario al dormir y al levantarte, dejarás de lado actividades que no te benefician cambiandolas por unas nuevas a las cuales les sacarás provecho.
Así, poco a poco irás notando el cambio.
9) Acepta, confía y continúa
El haber permanecido mucho tiempo en el mismo lugar (en nuestra zona de confort), nos hace sentir cómodos ante todas las situaciones que somos capaces de manejar dentro de ese círculo que conocemos al revés y al derecho.
Pero, cuando decidimos salir de nuestra burbuja, habrán situaciones que se nos saldrán de las manos y que no sabremos cómo manejar (de eso se trata salir de tu zona de confort, de ponerte a prueba y superar tus propios límites ante una situación desconocida).
Cuando pisamos terreno desconocido, es normal sentir algo de miedo, dudas y hasta frustración por no saber qué esperar o por no saber cómo resultarán las cosas.
Y lo mejor que puedes hacer en éstos casos es aceptar, confiar y continuar.
Ningún cambio es fácil y nunca lo será. Debemos entender que el proceso de transición va a ser algo doloroso pero muy necesario para convertirnos en nuestra mejor versión, y si quieres ser parte del cambio, hay que aprender a lidiar con todo lo que éste cambio trae consigo.
Siempre es un buen momento para movernos de nuestra zona de confort y volver a empezar.
Me encantaría saber que opinas de éste tema, así que te animo a que me dejes tu comentario; ya sea que quieras aportar alguna idea o contarnos tu experiencia con la zona de confort.
Lectura relacionada:
Ahora yo debo moverme, seguir mi camino y continuar aprendiendo.
Y tu, ¿ya saliste de tu zona de confort?, ¿que hiciste o qué ideas tienes para dejar el estancamiento y seguir esforzandote por lograr tus objetivos?.
Te leo 👀
9 comentarios
Jefferson · octubre 3, 2019 a las 2:47 pm
Me encanta! Nunca desmayes marmo.
Roe · octubre 4, 2019 a las 11:45 pm
Gracias por leerme marmo <3
juan · febrero 17, 2020 a las 1:51 pm
Antes que nada gracias por el articulo, yo te cuento que desde septiembre del año pasado decidi salr de mi zona de confort, termine una relacion de 25 años , a dios gracias todo comenzo bien y termino de la misma forma, por que ambos nos dimos cuenta que era todo gris, faltaba algo y ninguno era capaz de darlo,y la verdad que me costo asumir que debia dejarlo todo atras y comenzar de nuevo , aun estoy aprendiendo, tengo muchas cosas en la cabeza y por supuesto mucho miedo a no saber que viene despues, pero bueno habra que averiguarlo. de nuevo gracias por lo escrito.
Roe · febrero 19, 2020 a las 8:57 pm
Muchas gracias por leerme Juan…
A veces el miedo a lo desconocido nos detiene a hacer cosas más grandes, y me alegra saber que pudiste dar ese paso para descubrir lo que la vida tiene para ti..
Es muy muy difícil hacer un cambio tan drástico, pero siempre es por un mejor porvenir..
Una vez más, gracias por leerme..
Cariños
Maureen Tatiana Chavarria Camacho · mayo 11, 2020 a las 12:02 am
Buenas noches, me encantaron los consejos!! Los pondre en practica
Roe · mayo 11, 2020 a las 3:42 pm
Gracias por leerme Maureen. Me da mucho gusto que éste post te sirva de ayuda..
Un abrazo a la distancia
concepción macanche · junio 12, 2020 a las 4:52 pm
es la primera vez que intentare salir de mi zona de confort, pero realmente necesito un cambio en mi vida, gracias por los consejos
concepción macanche · junio 12, 2020 a las 4:54 pm
quiero un cambio en mi vida de verdad creo que es necesario, gracias a este post lo voy a intentar.
Roe · junio 13, 2020 a las 10:30 pm
Si es algo que de verdad quieres, lo vas a lograr. Sólo debes de creer en que así será y confiar en tu capacidad de poder hacerlo, e ir a por ese cambio.
Que te lo hayas planteado ya es un buen comienzo, sigue así y ¡llegarás muy lejos!
Cariños para ti Concepción…